Ya no es novedad mencionar que en materia de salud y nutrición México es un país donde todavía hay mucho que se tiene que hacer al respecto para la formación de hábitos, la realidad que vive el país es una mezcla de diversos factores pertenecientes a nuestra educación y cultura occidental, no se puede señalar a un solo culpable, sin embargo destacan dos actividades que realizamos todos los días, la alimentación y la actividad física.
La realidad de México se puede ejemplificar con una balanza, en la que por un lado encontramos una alimentación de alto valor calórico y de bajo valor nutrimental, donde los protagonistas son los alimentos ultra procesados. Mientras que en el otro lado de la balanza encontramos una actividad física insuficiente para poder cubrir toda la ingesta alimenticia que se tiene, el lado que está en desbalance claramente es la actividad física.

Esta balanza es un reflejo del país. Un gran porcentaje de la población mexicana aplica esta ecuación. Es por ello que México ocupa el segundo lugar en obesidad en adultos y primero en obesidad infantil.
Es evidente que la falta de motivación y los ritmos de vida actuales alejan cada vez más a las personas a realizar alguna disciplina física en particular. La actividad física ya es algo que conforma la rutina de vida de cualquier persona (subir escaleras, hacer el super, cargar los garrafones, etc.), sin embargo, el ejercicio físico hace referencia a una rutina, algo con estructura y que persigue un objetivo.
Es importante reconocer que la mayoría de las personas son deportistas recreativos, no atletas de alto rendimiento que van a competir a las olimpiadas. Para empezar a emplear una rutina de ejercicio se utiliza la misma mecánica que la alimentación, debe hacerse paulatino, acoplado al estilo de vida de la persona y determinar cuáles son los objetivos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda 150 minutos de ejercicio aeróbico (como caminar unos cuantos kilómetros) a la semana, se puede empezar por ahí.
Son múltiples los beneficios que ofrece el ejercicio físico, ya que eso puede mejorar en gran medida el estado de salud de la persona y por ende la calidad de vida, eso suena bastante alentador, ejemplos como: Fortalecer los sistemas del organismo, principalmente el cardiovascular y musculoesquelético, mejorar parámetros de laboratorio como glucosa, triglicéridos, disminuir hormonas del estrés como el cortisol y el aumento significativo de hormonas constructivas como la testosterona y la dopamina. Todo ello acompañado de un plan de alimentación que verdaderamente nutra, el descanso suficiente y la actitud necesaria, porque recordemos, el ser humano es un ser integral, se debe trabajar todo en conjunto, cuerpo, mente y espíritu.
LN Rodrigo Luévano