Si algo está de moda en nuestros días, es la regeneración celular, pero… ¿qué es? Muy sencillo: es la capacidad que tiene el cuerpo para renovar algo gastado, recuperando la estructura o función de partes del cuerpo.
La industria médica y cosmética nos vende suplementos, complementos, cremas, factores de transferencia, terapias de células madre y un larguísimo etcétera de productos, sustancias o tratamientos para promover la regeneración y evitar el envejecimiento.
Lo que no nos informan es que nuestro cuerpo es un gran laboratorio que incluye células madre (indispensables para la regeneración celular) nuestro cuerpo está capacitado para renovarse a todos los niveles y trabajar a la perfección.

La grasa corporal es indispensable en el proceso regenerativo, de hecho, la mayor cantidad de células madres se encuentran aquí. Existen terapias de regulación celular que consisten en obtener células madres por medio de liposucciones y luego se aplica en otra persona.
Para mantener sanas las células y sus funciones (incluyendo la de la regeneración), es indispensable una alimentación adecuada. Lo que hace falta es una nutrición celular idónea y eficaz, libre de toxinas y rica en nutrimentos.
Entre los alimentos que hacen falta para este proceso, está la grasa animal. Cuando decimos grasa animal no hablamos de marcas comerciales ni productos procesados, hablamos de carne (pescado, vaca, aves, mariscos, etc.).

El adecuado consumo de grasa reduce las enfermedades, el estudio publicado en la revista “The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism” demuestra que la dietas de alto contenido graso ayudan a mantener el peso normal, evitan obesidad y reducen el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares. Este mismo estudio muestra como el incremento de grasas añadidas como aceites vegetales y margarina han disparado el incremento de enfermedad cardiovasculares. También indica cómo mientras se reduce la ingesta de carne roja se incrementó la obesidad.
Lo hábitos alimenticios se han basado en azúcares, harinas y lácteos, (en su mayoría procesados), prevaleciendo el consumo de carnes procesadas de calidad dudosa. Por un lado, estos productos carecen del nutrimento que las células requieren, por otro, contienen un sin fin de sustancias nocivas o llenas de toxinas.
Un cuerpo desnutrido e intoxicado no puede regenerarse, de nada le sirven las terapias alternativas, los suplementos o las cremas. El cuerpo necesita una alimentación adecuada y sana, en donde las grasas animales son indispensables.
En el libro MEISI encontrarás la teoría que te guiará para diseñar la estrategia alimenticia que nutrirá y desintoxicará tu cuerpo y en el recetario Cocina Transformativa la forma de llevarlo a la práctica.